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El Reto de la Adherencia Terapéutica

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Publicado: 06 Octubre 2025
Visitas: 26

 

Por M.C.E. René Rico Sánchez, Docente de la Facultad de Enfermería.

A lo largo de la historia han cambiado las causas por las que enfermamos y morimos. En el pasado predominaban las enfermedades infecciosas, que causaban epidemias y altos índices de mortalidad. Con el paso del tiempo y gracias a las vacunas, la higiene, la mejora en la alimentación y el acceso a servicios básicos, estas enfermedades disminuyeron. Hoy, en la mayoría de los países, lo que más afecta son las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) como la diabetes, la hipertensión, los infartos o algunos tipos de cáncer. Este fenómeno recibe el nombre de transición epidemiológica.

Dado este fenómeno, existen medicamentos, tecnologías y tratamientos más efectivos que permiten controlar estas enfermedades, retrasar sus complicaciones y dar a las personas una mejor calidad de vida. Sin embargo, surge una pregunta inevitable:

si los tratamientos existen y son buenos, ¿por qué tantas personas no logran mejorar o mantener su enfermedad bajo control?

Las respuestas son múltiples. No siempre se trata de que el medicamento “no funcione”. Hay factores personales y sociales que influyen, como la dificultad para llegar a los servicios de salud, los altos costos de algunos tratamientos, la complejidad de las indicaciones médicas, la duración indefinida de la terapia, el temor a los efectos secundarios o la falta de información clara sobre la enfermedad y su tratamiento. También influyen el apoyo familiar y comunitario, los horarios laborales, la distancia a las clínicas y, en algunos casos, la decisión individual de no seguir lo recomendado.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) agrupa todas estas situaciones bajo el concepto de adherencia terapéutica, que se entiende como el comportamiento de la persona que sigue, de manera consciente y responsable, las recomendaciones dadas por los profesionales de la salud. Esto no solo implica tomar medicamentos, sino también acudir a las citas, seguir dietas específicas, realizar actividad física y evitar hábitos dañinos.

Hablar de adherencia es ir más allá de la simple toma de una pastilla. Significa reconocer que cada persona vive una realidad distinta. Para algunos, la barrera principal es el dinero; para otros, la distancia al hospital o la falta de transporte; para muchos, la desmotivación, la depresión o el cansancio que generan tratamientos largos y demandantes. Por eso, la adherencia depende tanto del compromiso de la persona como del apoyo del sistema de salud, la familia y la comunidad.

Mejorar la adherencia requiere estrategias integrales que agrupen información clara y sencilla para que las personas comprendan su enfermedad, esquemas de tratamiento más fáciles de seguir, programas de apoyo psicológico y social, recordatorios digitales o comunitarios, consultas accesibles y acompañamiento cercano de profesionales de la salud.

FITACATE

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Publicado: 03 Octubre 2025
Visitas: 139

En la Universidad Autónoma de Querétaro, los proyectos que integran aprendizaje, cultura y vida estudiantil son esenciales para fortalecer la identidad universitaria. En este contexto, el FITACATE, restaurante-escuela de la Facultad de Ingeniería, se ha consolidado como un lugar que no solo satisface necesidades alimenticias, sino que también impulsa la formación profesional y la convivencia comunitaria.

El proyecto abrió sus puertas el 21 de junio de 2023, con el propósito de brindar a los estudiantes alimentos saludables, accesibles y de buen sabor. Surgió como respuesta al cierre de cafeterías tras la pandemia, retomando la experiencia del restaurante “Metate” en la Facultad de Filosofía y ampliando la práctica profesional de los alumnos de la Licenciatura en Gastronomía a través del sistema de estadías.

La Lic. en Gastronomía y Mtra. en Administración con especialidad en Mercadotecnia, Andrea Buenrostro Uribe, funge como encargada administrativa, mientras que el Mtro. en Comunicación y Desarrollo Organizacional y egresado de Gastronomía, Jairo López Monroy, es chef instructor y responsable de la unidad. Juntos han consolidado este espacio como un proyecto formativo y de servicio a la comunidad.

De acuerdo con el Mtro. López, el objetivo central es ofrecer platillos de calidad a precios accesibles que atiendan a estudiantes, docentes y personal administrativo, al tiempo que se convierte en un laboratorio de aprendizaje para los alumnos de Gastronomía, quienes diseñan menús y experimentan con nuevas propuestas culinarias.

Lo que distingue al FITACATE, señala el Mtro. López, es su menú variado y saludable, basado en el Plato del Buen Comer y adaptado a las necesidades nutricionales de los jóvenes. Para la Mtra. Buenrostro, además de la calidad en los alimentos, el espacio busca ser accesible, agradable y con un ambiente que refleje los valores universitarios.

En poco más de dos años de funcionamiento, FITACATE ha incrementado notablemente su afluencia. El Mtro. López explica que las mejoras en la oferta nutricional y la reestructuración del menú han permitido posicionar al restaurante como uno de los espacios gastronómicos más atractivos de la universidad.

Uno de los aspectos más significativos es su contribución a la identidad institucional. La Mtra. Buenrostro subraya que en la publicidad se incorporan elementos propios de la Facultad de Ingeniería, como el color rojo y los diseños oficiales. Asimismo, el Mtro. López destaca que la propuesta gastronómica se adapta a los tiempos de los estudiantes, ofreciendo platillos rápidos, nutritivos y prácticos. Por ello, FITACATE se ha convertido en un punto de encuentro donde los alumnos no solo consumen alimentos, sino también realizan tareas y reuniones académicas.

No obstante, mantener este espacio ha implicado enfrentar desafíos. El Mtro. López reconoce que la competencia interna y el costo de insumos de calidad han sido obstáculos constantes; aun así, la prioridad ha sido conservar precios accesibles sin sacrificar la excelencia de los platillos.

En cuanto a los aprendizajes, la Mtra. Buenrostro afirma que FITACATE ha demostrado ser más que una cafetería: es un proyecto que refleja la vida universitaria y los valores de la UAQ, al permitir que los estudiantes se apropien de un espacio pensado para ellos.

Finalmente, los coordinadores invitan a la comunidad a conocer y apoyar este proyecto. El Mtro. López asegura que quienes visiten FITACATE se sorprenderán por la calidad de los alimentos y sus precios accesibles. Por su parte, la Mtra. Buenrostro anima a los universitarios a “darse la oportunidad de conocernos y sorprenderse con las propuestas que tenemos día con día”.

Concurso de Calaveritas Literarias Gaceta UAQ

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Publicado: 01 Octubre 2025
Visitas: 1599

Participa enviando tu calaverita a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Campus Amealco UAQ: 20 años de historia y comunidad universitaria

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Publicado: 25 Septiembre 2025
Visitas: 220

Por M. en Lit. Noelia Rodríguez Piña


Amealco luce sus mejores galas cuando se viste de neblina en las lloviznas de septiembre. Las peras y las manzanas perfuman el ambiente de las huertas familiares. Las personas caminamos más lentamente que en primavera y nos abrigamos con mayor atención. En este mes, las tormentas se terminan y dejan ciertos días de bruma que nos mueven a beber un café caliente o un chocolate con leche. Las temperaturas bajan con certeza. La tierra roja se siente orgullosa y fértil para cubrirse del otoño.

En este marco fragante y festivo, la Universidad Autónoma de Querétaro sembró las primeras semillas en la tierra bermeja del Sur del Estado. 

Era un lunes 19 de septiembre de 2005, cuando las puertas de las primeras tres aulas del único edificio en el Campus Amealco de la primera Universidad llegada al pueblo, se abrieron para recibir a 126  estudiantes.

55 alumnos en Profesional Asociado en Derecho, 50 en Profesional Asociado en Administración y 21 en Profesional Asociado en Recursos Naturales para la Alimentación. La misión era cumplir dos años y obtener su título.  Sin embargo, por el interés de los estudiantes y la iniciativa de nuestro primer coordinador del Campus, el M. en C. Arturo Arana Juaristi, los programas de Profesional Asociado evolucionaron prontamente al nivel licenciatura de las Facultades de Derecho, Contaduría y Administración, e Ingeniería. 

Los Directores de las Facultades y la Rectoría en turno, habían mostrado confianza y apoyo en el incipiente Campus Amealco.

Con el paso del tiempo, los programas y oferta académica se fueron ampliando para el interés de la población en general. En 2010, se abrieron cursos de lenguas: inglés, francés y otomí, de la Facultad de Lenguas y Letras. En 2013, inició la Licenciatura en Desarrollo Local de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. En 2014 inició el Bachillerato semiescolarizado que en 2021 se convirtió en Bachillerato Mixto, y en 2019 inició el Bachillerato Escolarizado.

Las condiciones físicas del Campus han evolucionado bajo la administración de siete Coordinadores Generales hasta la fecha y el paso de varios Coordinadores Académicos, quienes en conjunto han hecho crecer las condiciones de los espacios para resolver las necesidades inminentes de la vida estudiantil.  

Actualmente, en un rápido recorrido por la historia del Campus, podemos decir que han egresado por lo menos 16 generaciones de los programas más antiguos. Y que nuestro Campus atiende el día de hoy a 729 estudiantes de nivel bachillerato, licenciatura y cursos de lengua, empleando así al personal docente y administrativo que acompaña con distintos servicios como biblioteca, centro de cómputo, atención psicopedagógica, atención médica, protección civil, seguridad universitaria, caja de ingresos, intendencia, mantenimiento, transporte, y la atención para todo tipo de trámites administrativos en la comunidad que hemos creado con el paso del tiempo. 

El Campus Amealco es un espacio lleno de esperanzas y libertad, metas alcanzadas y decisiones de cada día que nos encaminan a formar profesionistas que se desempeñan en toda la zona sur de Querétaro y en los Estados aledaños para beneficio de sus familias y de sus comunidades con responsabilidad universitaria y compromiso humanista. 

Nuestro Campus goza de la frescura y la inquietud de los 20 años.  Tiene un largo camino para proponer, aprender, compartir, revolucionar, pero sobre todo para servir. 

Optometría en comunidad

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Publicado: 25 Septiembre 2025
Visitas: 416

El servicio social representa para los estudiantes universitarios una oportunidad única de aplicar sus conocimientos, aprender de la realidad social y devolver algo de lo recibido a través de la educación pública. Así lo vivió Marbella Sarahí Sánchez Vallejo, estudiante de tercer semestre de la Licenciatura en Optometría de la Universidad Autónoma de Querétaro, quien decidió unirse a un voluntariado en la comunidad de Soriano, Colón, a través de la Unidad Médica Universitaria de la UAQ.

Su motivación nació de manera sencilla pero significativa: una amiga compartió con entusiasmo la experiencia de participar en un voluntariado en esa región, y la emoción fue suficiente para despertar en Marbella la inquietud de sumarse. Aunque ya había escuchado antes sobre estas actividades, no había considerado participar hasta ese momento. Esa decisión la llevaría a encontrarse con una experiencia transformadora tanto en lo personal como en lo académico.

El objetivo del proyecto en el que participó fue claro: llevar información y atención en materia de salud visual a una comunidad con escaso acceso a este tipo de servicios. Marbella recuerda que, al llegar, enfrentaron la falta de difusión sobre su presencia, lo que generó desinformación entre los habitantes. Uno de los hallazgos que más le impactó fue descubrir que en el tianguis local se vendían gotas supuestamente para tratar problemas como el pterigion o las cataratas, afecciones que en realidad solo se solucionan con cirugía. El riesgo era evidente: las personas confiaban en remedios que no solo resultaban ineficaces, sino que podían derivar en complicaciones graves como infecciones.

Durante su estancia, Marbella y su equipo realizaron cuatro pláticas: dos dirigidas a adultos mayores, una a niños pequeños de entre siete y nueve años, y otra a adolescentes de 15 a 19 años. En total, lograron impactar a alrededor de 157 personas. Además de transmitir conocimientos sobre salud visual, estas actividades les permitieron convivir con la comunidad y generar confianza. Una experiencia que la marcó especialmente fue visitar a los niños durante una práctica de basquetbol; aquella escena le recordó su propia infancia y a su entrenador, quien falleció durante la pandemia por Covid-19. Ese momento de conexión emocional reafirmó para ella el valor humano de su voluntariado.

El proceso no estuvo exento de retos. La falta de información inicial sobre su llegada hizo que las primeras sesiones tuvieran poca afluencia, por lo que idearon una estrategia de difusión a través de volantes con datos interesantes sobre el ojo

humano, los cuales repartieron en el centro de la comunidad. Poco a poco, lograron mayor participación y la iniciativa comenzó a ganar fuerza. Para Marbella, la experiencia representó también una oportunidad de aplicar lo aprendido en sus primeros semestres, pues pudo relacionar la teoría vista en clase con prácticas clínicas preliminares.

El proyecto denominado “Promoción de la Cultura de la Salud”, llevado a cabo en la localidad de Soriano en el municipio de Colón, tuvo como objetivo ejecutar actividades de promoción y prevención en la salud, así como elaborar productos resultado de dichas actividades que proporcionaran competencias y herramientas a la población local para tomar decisiones sobre su salud. Estuvo a cargo del coordinador de Sociomedicina, Gustavo Herrera García, y de la Dra. Santa María del Consuelo Álvarez Molina, de la Facultad de Medicina.

Las estudiantes que formaron parte de esta brigada fueron: Avirah Tobón Vázquez, Catalina Baltazar Colín, Lucía Itzamar Ruiz Montoya, Luna Jimena Tejeda González, Marbella Sarahí Sánchez Vallejo y Nadia Ivonne Corona Lugo, todas de la Licenciatura en Optometría de la Facultad de Medicina.

Desde la perspectiva de los docentes, la importancia de estas experiencias es incuestionable. La Dra. Santa María del Consuelo Álvarez Molina, coordinadora del área de Optometría, señala que llevar a los estudiantes al campo les permite desarrollar habilidades clínicas que difícilmente podrían adquirir únicamente en el aula. Reconocer anomalías visuales, diferenciar problemas que requieren atención inmediata y aprender a trabajar con lo mínimo indispensable son aprendizajes que los preparan para escenarios reales donde la alta tecnología no siempre está disponible.

Por su parte, el coordinador de Sociomedicina, Gustavo Herrera García, subraya la dimensión social de estos proyectos. Más allá de la atención clínica, se busca que los estudiantes adquieran sensibilidad hacia las necesidades de la población, que comprendan la importancia de la prevención y la educación, y que se formen como profesionales resolutivos y con capacidad de liderazgo. Según él, experiencias como esta ayudan a que los jóvenes se enfrenten a realidades distintas a las de la ciudad y a que desarrollen competencias esenciales para su futuro profesional.

Los docentes coinciden en que los retos son múltiples, desde convocar a los estudiantes hasta motivarlos a salir de la comodidad de la clínica universitaria. Sin embargo, destacan el entusiasmo y la responsabilidad mostrada por el grupo que participó en Soriano. La Dra. Álvarez Molina expresa orgullo al ver a seis estudiantes —todas mujeres jóvenes— enfrentarse a un entorno desconocido, gestionar recursos y resolver imprevistos con autonomía. Herrera, por su parte, considera

que ese compromiso hace que la Licenciatura en Optometría sea una de las más activas en proyectos comunitarios y que las instituciones vuelvan a solicitar su participación en nuevas iniciativas.

La experiencia de Marbella refleja que el servicio social no es solo un requisito académico, sino una vivencia que deja huellas profundas. Al recordar el entusiasmo de los niños, la apertura de los adultos mayores y la disposición de su equipo para superar dificultades, reconoce que lo aprendido trasciende las aulas y fortalece tanto su formación profesional como su desarrollo humano.

Los proyectos comunitarios en optometría, además de brindar atención a quienes más lo necesitan, permiten que los estudiantes descubran nuevas facetas de sí mismos, afiancen sus conocimientos y se sensibilicen con realidades distintas a las suyas. En palabras de los propios docentes, este tipo de actividades abre puertas, amplía horizontes y siembra en los futuros profesionistas el compromiso con la sociedad que los formó.

  1. Nanotecnología contra el cáncer
  2. Expresión en movimiento
  3. Analiza literatura científica con inteligencia artificial
  4. Sobre los antibióticos

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