El cáncer colorrectal, que afecta al colon y al recto, es uno de los tipos de cáncer más comunes y agresivos a nivel mundial. De acuerdo con cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en México se registran cada año alrededor de 15 mil casos nuevos y aproximadamente 6,500 muertes, lo que lo coloca como el tercer tipo de cáncer más frecuente, después del cáncer de pulmón y de mama. Esta enfermedad representa un grave problema de salud pública, no solo por su alta incidencia, sino también por la resistencia que suele presentar a los tratamientos convencionales, como la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia, los cuales afectan tanto a células enfermas como a células sanas, provocando severos efectos secundarios en los pacientes.

Frente a este panorama, un grupo multidisciplinario de investigadoras e investigadores del Centro de Investigación en Biomedicina Aplicada (CIBA) desarrolla un innovador proyecto apoyado por el programa FOPER, cuyo objetivo es crear alternativas más específicas y menos invasivas para el tratamiento del cáncer colorrectal. El equipo está conformado por la Dra. Haydé Azeneth Vergara Castañeda, la Dra. María de los Ángeles Cuán Hernández, el Dr. Jorge Domingo Mendiola Santibáñez, el Dr. Rufino Nava Mendoza, y las estudiantes Fátima Selene Xocoyotl López, del doctorado en Ciencias de Biomedicina, y Diana Martínez Miranda, de la licenciatura en Nanotecnología.

El proyecto propone el uso de nanopartículas de oro como vehículos capaces de transportar moléculas muy pequeñas llamadas oligonucleótidos antisentido. Estas moléculas actúan sobre el gen Tp53, el cual, en su versión mutada, favorece el crecimiento y la resistencia del cáncer frente a los tratamientos convencionales. Al bloquear la acción de este gen defectuoso, se busca reactivar mecanismos naturales que llevan a la muerte de las células cancerosas, sin dañar a las células sanas. La elección de la línea celular SW480 no fue casual. Esta línea de cáncer de colon avanzado presenta la mutación del gen Tp53, lo que la convierte en un modelo idóneo para estudiar la eficacia del tratamiento propuesto. Como explica Fátima Xocoyotl, “esta línea nos ofrecía el reto adecuado, ya que representa un tipo de cáncer difícil de tratar, pero al mismo tiempo nos da la oportunidad de probar la selectividad y eficacia de las nanopartículas”.

Uno de los aspectos más innovadores del proyecto es el uso de la luz para activar las nanopartículas. Estas, en forma de coloide, tienen la capacidad de reflejar distintos colores dependiendo de su tamaño: las más pequeñas se observan en tonos rojizos, mientras que las más grandes adquieren tonalidades moradas o violetas. Aprovechando este comportamiento óptico, el equipo desarrolló un prototipo de láser infrarrojo que, al incidir sobre las nanopartículas, provoca su vibración y libera los oligonucleótidos encapsulados. En las pruebas preliminares, los resultados han sido prometedores, aunque también se han enfrentado a desafíos técnicos. Por ejemplo, la búsqueda del láser con la longitud de onda adecuada ha requerido ajustes, lo que motivó al equipo a desarrollar un láser verde que interactúa mejor con el comportamiento óptico de sus nanopartículas. Como señala Diana Martínez, “la idea es lograr que el medicamento se libere de manera más precisa y selectiva, atacando únicamente a las células cancerosas y reduciendo los efectos secundarios que hoy sufren los pacientes”.

El camino no ha estado exento de dificultades. Una de las principales limitantes ha sido la falta de recursos económicos, pues la adquisición de reactivos y equipos especializados requiere una inversión considerable. Además, como explica Fátima, “en Querétaro no existen expertos que trabajen directamente en esta área, lo que nos ha obligado a aprender y experimentar constantemente”. Otro reto importante ha sido la estabilidad de los oligonucleótidos, que tienden a degradarse con facilidad, lo que demanda métodos más sofisticados para garantizar su funcionalidad. A pesar de estas dificultades, el equipo ha logrado importantes aprendizajes. Diana reconoce que su formación en nanotecnología estaba más enfocada en materiales, pero este proyecto le ha permitido explorar aplicaciones en biomedicina, trabajando directamente con cultivos celulares y abriendo nuevas perspectivas para su campo profesional.

El impacto potencial de este proyecto es significativo. De tener éxito, podría ofrecer una alternativa terapéutica más accesible, selectiva y menos agresiva para pacientes con cáncer colorrectal, e incluso aplicarse a otros tipos de cáncer como el de mama o el de pulmón. Además, el polímero utilizado es biocompatibles y ha sido aprobado por instancias regulatorias internacionales como la FDA, lo que abre la puerta a una futura aplicación clínica. En términos de costos, el equipo ha calculado que la producción a gran escala de nanopartículas podría resultar mucho más económica que los tratamientos actuales. Mientras una quimioterapia puede llegar a costar decenas de miles de pesos por sesión, las nanopartículas podrían producirse a un costo aproximado de ocho mil pesos en pequeñas cantidades, con la posibilidad de reducirse aún más en lotes mayores.

El programa FOPER ha sido fundamental para el desarrollo de esta iniciativa, no solo por el financiamiento otorgado, sino también por el impulso a la colaboración multidisciplinaria entre áreas de medicina, ingeniería y nanotecnología. Esta sinergia ha permitido al equipo avanzar en la consolidación de un proyecto con alto potencial social y científico. El cáncer colorrectal continúa siendo un desafío urgente para la ciencia y la medicina. El proyecto encabezado por Fátima Selene Xocoyotl y Diana Martínez, en colaboración con investigadoras e investigadores de CIBA y apoyado por FOPER, representa un esfuerzo innovador que combina nanotecnología, biomedicina y creatividad científica. Más allá de los retos técnicos y económicos, este trabajo abre la posibilidad de construir un futuro en el que los tratamientos contra el cáncer no solo sean más efectivos, sino también más humanos, accesibles y respetuosos con la calidad de vida de los pacientes.