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La danza cruzando fronteras

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Publicado: 21 May 2025
Visitas: 4

Para Lucía Priscila Zavala, la danza no fue un camino evidente desde el inicio, pero sí uno que terminó transformándose en su gran pasión. Su formación comenzó desde la infancia con clases de folklore, pero no fue sino hasta los 15 años (una edad considerada tardía para el ballet) que descubrió en esta disciplina un amor profundo que la llevaría más lejos de lo que alguna vez imaginó.

Hoy, como integrante de la Compañía de Ballet Clásico "Fernando Jhones" de la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma de Querétaro, Priscilla celebra con alegría una victoria internacional en la que no solo mostró su talento, sino que también rompió sus propios límites.

El proceso de preparación para la competencia fue exigente. A las sesiones de entrenamiento matutinas y vespertinas se sumaron retos logísticos: Priscilla no contaba con pasaporte, y conseguirlo a contrarreloj, junto con la gestión de vuelos y trámites, fue un reto que vivió con determinación.

Pero los verdaderos desafíos comenzaron al pisar un escenario en un país desconocido. “Lo más difícil fue estar fuera de mi zona de confort, no sabía qué esperar de lo que iba a suceder a mi alrededor”, confesó. Sin embargo, gracias al acompañamiento de su maestra, la Dra. Dunet, logró sentirse segura y confiada en lo artístico.

Para Priscila, la competencia fue una experiencia que rebasó sus expectativas. “Yo fui por la experiencia, porque siempre es importante conocer lo que sucede afuera; eso te ayuda a crecer como artista”, compartió. Sin centrarse en la idea de ganar, se dejó llevar por el proceso y se sorprendió cuando el grupo fue galardonado. “No pensé nunca que podría llegar a ir allá y poder competir. Estoy feliz, contenta y orgullosa de mí”.

La convivencia con sus compañeras fue otro punto clave. “Somos un equipo con una dinámica muy bonita. Si algo se le complicaba a una, la otra la ayudaba”, expresó con cariño, remarcando que ese ambiente colaborativo fue fundamental para alcanzar los objetivos en escena.

El mayor aprendizaje que se lleva de esta experiencia es que siempre hay espacio para crecer. “Estoy muy contenta con los resultados, pero sé que puedo hacerlo mejor. Ahora quiero más”, aseguró. Esta visión de constante superación refleja no solo su carácter como artista, sino también su compromiso con la danza.

Ya al cierre de la entrevista, conmovida, Priscila quiso expresar un agradecimiento especial. “Quiero darles las gracias a mis maestros por darme la oportunidad de estar aquí en la escuela. La primera vez que apliqué no me aceptaron, fue hasta la segunda vez. Yo soñaba con poder venir aquí porque sabía la calidad de maestros que tienen. Estoy muy agradecida con todos los que han formado parte de mi camino”.

Su testimonio es un reflejo de lo que significa luchar por un sueño: persistir, levantarse después de un ‘no’, prepararse con pasión y abrirse a la sorpresa del propio potencial.

La danza como medio de expresión

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Publicado: 21 May 2025
Visitas: 4

Con solo once años, Danxa Fernanda Perezcano Pi ha pisado escenarios que muchas bailarinas sueñan con conocer. Su historia comienza desde la cuna, literalmente. Desde que era apenas una bebé, Danxa observaba a su madre ensayar ballet. Aquella imagen dejó una huella profunda en ella. A los tres años, ya sabía que quería bailar, y comenzó su formación en la academia que fundaron su mamá y sus abuelos.

Lo que empezó como un juego de infancia pronto se convirtió en una vocación. Danxa se ha dedicado con entusiasmo y constancia al ballet, y en los últimos años tuvo la oportunidad de participar en dos competencias internacionales: una en Italia y otra en Barcelona. Aunque es todavía estudiante de primaria —pronto comenzará la secundaria—, su compromiso con la danza refleja una madurez admirable.

Para la más reciente competencia, Danxa se involucró desde el inicio. Escogió la música para su coreografía y trabajó intensamente en mejorar su técnica. “Me montaron una coreografía y ensayamos mucho”, cuenta. Su preparación fue meticulosa, pero también emocionante, porque sabía que representaría no solo a México, sino también a su academia, ya que fue la única alumna que pudo viajar.

Enfrentar un escenario internacional a su edad no fue fácil. Uno de los retos más grandes fue adaptarse al ambiente competitivo. “Era competitivo, pero después me adapté y sí lo logré”, comenta con una sinceridad desarmante. Y lo logró de verdad: cuando anunciaron que eran las ganadoras, la felicidad fue inmensa. Si bien tenía una corazonada —“un poquito sí lo esperaba, porque la vez pasada también ganamos”—, la emoción del triunfo fue única.

Más allá del reconocimiento, lo que Danxa se lleva de esta experiencia es una comprensión más profunda del arte que tanto ama: “La danza es una manera de comunicar y expresar lo que siento”. Para alguien de su edad, esa reflexión habla de una sensibilidad extraordinaria.

¿Y qué sigue para ella después de esta victoria? Su respuesta es: seguir echándole ganas. No necesita palabras complicadas para dejar claro que su pasión no tiene fecha de caducidad.

De los sueños al escenario internacional

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Publicado: 20 May 2025
Visitas: 5

En el marco del prestigioso Barcelona Dance International Competition, la Compañía de Ballet Clásico “Fernando Jhones” de la Universidad Autónoma de Querétaro brilló con luz propia, obteniendo los premios a Mejor Coreografía Étnica y Mejor Coreografía Neoclásica. Entre las integrantes del equipo se encuentra Blanca Estela Rocha Hernández.

Blanca no comenzó su formación de manera convencional. Aunque desde niña sintió un profundo amor por el ballet, despertado tras ver El Cascanueces, su camino fue interrumpido por una condición pre-epiléptica que le impidió consolidar su memoria corporal. A pesar de haber tenido varios intentos, no fue hasta los 34 años que decidió retomar formalmente la danza e ingresar a la carrera universitaria en la UAQ, donde encontró una segunda oportunidad y un espacio que valora el esfuerzo por encima de la edad o las limitaciones.

La preparación para la competencia en Barcelona no fue sencilla. Blanca destaca la disciplina como eje fundamental en su entrenamiento: respetar horarios, cuidar la alimentación, mantenerse físicamente activa y, sobre todo, comprometerse con cada ensayo. “Te diviertes un montón ensayando, descubres cosas que no conocías de ti misma”, afirma.

Aunque el proceso estuvo lleno de emociones, también hubo desafíos: desde la inseguridad sobre su memoria hasta los nervios previos al escenario. Sin embargo, al pisar el escenario en Barcelona, sintió que todo estaba en su lugar. “Cuando estás en el escenario eres otra persona… algo te dice que van a salir bien las cosas”, relata.

Representar a la Universidad Autónoma de Querétaro y a México en una competencia de talla mundial fue una experiencia profundamente significativa para ella. “En otros países la cultura es lo máximo. Ganar un premio siendo mexicana, fuera de México, es algo que quería desde chiquita”, comparte con emoción.

Blanca regresó de Barcelona con un objetivo más claro: seguir entrenando, profesionalizarse como bailarina, y buscar maneras de promover la danza clásica en un país donde, si bien la danza folclórica es muy valorada, el ballet aún necesita más visibilidad. Reconoce que incluso en Europa, cuna del ballet clásico, este ha comenzado a diluirse, lo que refuerza su deseo de rescatar su esencia y fortalecer su presencia en México.

Motivada por la experiencia, sueña con formar un grupo, promover la danza desde plataformas digitales y continuar abriendo espacios para otros, sin importar su edad o circunstancias. “A todas las personas, que por más difícil que sea o por la edad que tengan, pueden hacer lo que más les gusta. Eso siempre te va a abrir muchas cosas”, concluye.

Creer en los sueños

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Publicado: 20 May 2025
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Desde pequeña, Paola Hernández Peña supo que la danza sería parte fundamental de su vida. Lo descubrió a los ocho años, viendo una película de Barbie: El Cascanueces. Esa chispa que en muchos se desvanece con los años, en ella se convirtió en vocación. Hoy, a sus 26 años, esa vocación la llevó a representar a México y a la Universidad Autónoma de Querétaro en uno de los certámenes dancísticos más importantes de Europa: el Dance International Competition en Barcelona.

Egresada tanto de los talleres de la Facultad de Artes como de la Licenciatura en Arte Danzario, Paola ha recorrido un camino lleno de pasión, disciplina y entrega. Comenzó su formación formal en ballet a los diez años en la UAQ, con un breve receso por motivos escolares, pero siempre con la convicción de volver. Así fue: terminó los ocho años de formación en ballet y posteriormente cursó la licenciatura.

Participar en una competencia internacional no es sencillo. Implica largas jornadas de preparación, exigencia física y emocional, y un compromiso total con el arte. “Fue entre emocionante y cansado, pero muy padre”, comparte Paola. Para ella, enfrentarse a un jurado internacional no solo era una prueba técnica, sino también emocional: “Uno como bailarín siempre busca mejorar, busca la perfección. Es un abrazo a uno mismo cuando ves que el esfuerzo da resultado”.

El mayor reto para Paola fue la presión: saberse observada por públicos de distintos países, por especialistas que no conocían su trayectoria, y aún así tener que entregar lo mejor de sí. “La presión y los nervios siempre están, pero se logra. Es parte de lo que hace tan emocionante este tipo de experiencias”.

El resultado fue una victoria rotunda. La Compañía de Ballet “Fernando Jhones”, de la cual Paola forma parte, obtuvo los premios a Mejor Coreografía Étnica y Mejor Coreografía Neoclásica. Un triunfo colectivo en el que cada bailarina aportó desde su proceso individual y en el que, como cuenta Paola, la unión del grupo fue clave: “Nos adaptamos muy bien. Somos un gran equipo y eso se nota en el escenario”.

Representar a México en un escenario europeo fue un motivo de orgullo inmenso: “Hay que hacer ruido, que el mundo vea lo que estamos haciendo aquí. Hay calidad, hay pasión, hay amor por el arte”, afirma con convicción.

Para ella, este logro es la confirmación de que el esfuerzo constante rinde frutos: “Si trabajas con una meta clara, con un sueño en mente, los resultados llegan. Esto fue un sueño hecho realidad”.

Paola cierra con un mensaje poderoso: “Sigan apoyando el ballet, apoyen a la Facultad de Artes y, sobre todo, crean en sus sueños. Con trabajo y amor por lo que haces, todo es posible.”

Disciplina, arte y corazón

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Publicado: 20 May 2025
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La ciudad de Barcelona fue testigo de la sensibilidad, técnica y disciplina de la Compañía de Ballet Clásico “Fernando Jhones” de la Universidad Autónoma de Querétaro, ganadora de dos galardones en el Barcelona Dance International Competition 2025. Entre las integrantes que protagonizaron este triunfo se encuentra Ana Sofía Ferrusca Mendoza, una bailarina que ha dedicado toda su vida a la danza.

Desde los tres años, Ana Sofía encontró en el ballet su forma de ser y expresarse. Tras pasar por diversas academias, se consolidó dentro del taller para niños y adolescentes de la Facultad de Artes de la UAQ, donde cursó ocho años de formación. Más tarde, ingresó a la Licenciatura en Ballet Clásico, de la cual también se graduó. Su historia no es solo la de una bailarina formada desde la infancia, sino la de una artista que ha hecho de la danza su hogar.

La preparación para la competencia en Barcelona fue exhaustiva: jornadas desde la mañana hasta la noche entre clases, ensayos y entrenamiento físico. Cuidar la alimentación y mantenerse fuerte fue parte fundamental del proceso. Lo más difícil, según Ana Sofía, fue el desprendimiento emocional: pasar de convivir diariamente con su familia a verla solo brevemente entre las exigencias del entrenamiento. Aun así, su círculo cercano fue clave para mantener el ánimo y la fortaleza emocional.

Durante la competencia, enfrentarse a lo desconocido fue un reto inesperado. Las agrupaciones internacionales, los idiomas diversos y las técnicas distintas generaron incertidumbre. Sin embargo, la preparación y el respaldo de sus maestras —la Dra. Dubia Hernández y la Dra. Dunet Pi— le dieron seguridad para representar a México y a la UAQ con orgullo.

Ana Sofía destaca el valor del trabajo en equipo como parte esencial del éxito. Las compañeras, el cuerpo académico y la red de apoyo entre todas crearon un ambiente de contención y fuerza que les permitió alcanzar la excelencia artística. “Siempre hemos sido un equipo. Encontramos alivio al tener a alguien al lado”, expresa.

De esta experiencia, se lleva paciencia, confianza en el proceso y la certeza de que cada ensayo, aunque imperfecto, fortalece. Ahora se prepara para tomar un curso intensivo en Canadá, y este logro en Europa le ha dado el impulso para seguir creciendo.

  1. Una vida dedicada al ballet
  2. Triunfo mexicano en Barcelona
  3. El legado del Ballet de Fernando Jhones en la UAQ: 35 años de disciplina, arte y formación integral
  4. Haz podcast con inteligencia artificial

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