Cada año, la Universidad Autónoma de Querétaro celebra a las y los docentes que han dejado una huella profunda en la vida estudiantil a través del Premio Xahni, una distinción que reconoce la excelencia académica, el compromiso pedagógico y la sensibilidad humana en el ejercicio de la docencia. El Xahni honra a quienes acompañan los caminos del aprendizaje desde la ética, la dedicación y el pensamiento crítico. En su edición 2025, la Facultad de Psicología y Educación otorgó este reconocimiento al Dr. José Domingo Schievenini Stefanoni, un profesor que ha hecho del aula un espacio de cuestionamiento, profundidad y conexión genuina.
El camino del Dr. Schievenini dentro de la UAQ ha estado marcado por múltiples etapas. Estudió la Licenciatura en Derecho en la propia universidad, y más adelante realizó estudios de posgrado en la Facultad de Filosofía, donde cursó la Maestría en Estudios Históricos, una formación que más tarde continuaría con un Doctorado en Historia en la UNAM. Durante años, su quehacer estuvo centrado en la investigación histórica: trabajo de archivo, escritura de artículos académicos, desarrollo de tesis y coordinación de libros. Pero fue justo entre el final de la maestría y el inicio del doctorado cuando se le presentó una oportunidad inesperada que cambiaría el rumbo de su carrera: impartir una clase en la Facultad de Derecho.
“Recuerdo muy bien esa primera semana. Fue emocionalmente impactante para mí. Estaba de regreso en las aulas donde había sido estudiante, pero ahora desde el otro lado. Sentí una gran responsabilidad. Estaba rodeado de profesores a quienes admiraba profundamente y, de pronto, tenía que ocupar un lugar entre ellos”, relata. Así nació su vocación docente: no como un plan trazado, sino como una experiencia que lo desafió y lo transformó desde el inicio.
Desde entonces, ha impartido clases en diversas licenciaturas, incluyendo Ciencias Políticas, Historia y Psicología, así como en la Maestría en Estudios Históricos y el posgrado en Estudios Multidisciplinarios sobre el Trabajo. A lo largo de esta trayectoria, ha construido una práctica docente comprometida y crítica, enraizada en los procesos históricos, pero también atenta al pulso del presente.
Agradece a la Universidad por haberle brindado formación y, más adelante, la oportunidad de regresar como profesor e investigador. “Mi cariño y gratitud por esta institución son muy grandes. No solo me formó, sino que me abrió las puertas para compartir y continuar aprendiendo.”
Inspirado por sus maestros y maestras, tanto dentro como fuera de la UAQ, el Dr. Schievenini se esfuerza por mantener viva una tradición de docencia rigurosa, reflexiva y ética. Para él, la educación no puede estar desligada de su contexto histórico y social, y precisamente por eso, ve en la enseñanza una herramienta clave para comprender y transformar el mundo.
“El presente nos coloca frente a un reto civilizatorio. La educación tiene una responsabilidad enorme. Desde la Antigüedad hasta hoy, cada etapa histórica ha moldeado su forma de entender el conocimiento. En la actualidad, estamos rodeados de tecnologías digitales, de inteligencia artificial, de una sobreabundancia de información que no necesariamente es conocimiento. En medio de este mar de datos ambiguos e imprecisos, el papel del pensamiento crítico y del humanismo se vuelve fundamental.”
Este pensamiento atraviesa sus clases, donde busca que sus estudiantes no solo comprendan contenidos académicos, sino que desarrollen inquietudes epistémicas: preguntas sobre los límites, la validez y los fundamentos del conocimiento. “Trato de que las clases no se limiten a cubrir el programa. Me interesa que las y los estudiantes se pregunten y dialoguen con distintas perspectivas para que asuman un papel activo en su proceso de formación.”
Cuando recibió la notificación de su nominación al Premio Xahni, no se lo esperaba. “Me citaron a la ceremonia por correo, pero en ningún momento mencionaron que había sido premiado. Pregunté el motivo, pero querían guardar la sorpresa.” Fue hasta el evento cuando confirmó que había sido seleccionado. “Fue muy emotivo. Ya conocía este premio, había visto entregas anteriores y sabía que quienes lo habían recibido lo merecían profundamente. En el caso de mi facultad, muchas de ellas fueron profesoras a quienes admiro y respeto. Que ahora me consideraran a mí fue un honor inmenso.”
Para él, el reconocimiento no solo representa un momento de alegría personal, sino también una reafirmación de que vale la pena seguir este camino. “Sentí como una palmadita en la espalda, un gesto que me dice: ‘vas bien, sigue adelante’. Pero sobre todo, sentí gratitud. Gratitud con mis estudiantes, porque son ellos quienes han hecho posible esto, no solo con sus evaluaciones docentes, sino con su entusiasmo, su participación y su disposición para dialogar y aprender. Me han permitido disfrutar mi trabajo, y eso es invaluable.”
Más allá de los contenidos académicos, el Dr. Schievenini procura dejar en sus estudiantes una enseñanza que perdure: el pensamiento crítico como antídoto contra el dogmatismo, el sesgo ideológico y el pensamiento cerrado. En sus palabras, enseñar es sembrar preguntas, no imponer respuestas.
A las nuevas generaciones de docentes, les recuerda que esta es una labor que exige constancia, disciplina y vocación. A las y los estudiantes, les deja el siguiente mensaje: “No dejen de observar el principio de complejidad que hay detrás de cada arista de la realidad. Pregúntense siempre. Cuestionen. Esa es la esencia del pensamiento crítico y el inicio de toda transformación.”