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Interpretaciones de la educación, la cultura y las artes

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Publicado: 15 Agosto 2025
Visitas: 78

El Cuerpo Académico "Interpretaciones de la educación, la cultura y las artes" de la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma de Querétaro es un espacio académico que combina distintas disciplinas para estudiar, desde perspectivas diversas, fenómenos culturales y artísticos en un mundo cada vez más influenciado por las tecnologías digitales.


Su coordinadora, la Dra. Rosario Barba González, cuenta que su trayectoria comenzó en un campo distinto: estudió la Licenciatura en Sociología en la Facultad de Ciencias Políticas. Más adelante, obtuvo la Maestría en Comunicación en la Universidad de Guadalajara y el Doctorado en Estudios Socioculturales por la Universidad Autónoma de Aguascalientes, con una línea de especialización en interpretaciones de la educación, la cultura y las artes.


“Llegué a la Facultad de Artes hace muchos años, y desde entonces he encontrado un espacio de diálogo muy valioso para explorar cómo la cultura y el arte se entrelazan con lo social, lo educativo y lo digital”, explica.


El Cuerpo Académico está integrado por cuatro académicos con trayectorias sólidas y especialidades distintas:

Dr. Juan Granados Valdez, filósofo de formación con un amplio espectro de líneas de trabajo. Sus publicaciones incluyen temas de filosofía de la estética, filosofía del arte y reflexiones en torno al impacto de las tecnologías en la creación artística.

Dr. José de Jesús Fernández Malváez, antropólogo con especialización en estudios del trabajo, que ha incursionado también en análisis culturales y sociales de amplio alcance.

Dr. Enrique Rodríguez Bárcenas, filósofo especializado en estética, con una profunda mirada hacia la experiencia de la belleza, el juicio estético y sus transformaciones en contextos contemporáneos.

Dra. Rosario Barba González, especialista en fenómenos digitales, redes sociales y su papel en la construcción de narrativas culturales.


La diversidad de sus formaciones ha permitido que el grupo adopte un enfoque transversal, en el que filosofía, antropología, sociología y comunicación se entrecruzan para generar investigaciones que responden a preguntas contemporáneas sobre la cultura, el arte y la educación.


En los últimos años, una de las principales áreas que ha unido sus esfuerzos es el campo de las humanidades digitales. Esta línea les ha permitido estudiar fenómenos como:

  • El impacto de la inteligencia artificial en el arte y la cultura.
  • La transformación del concepto de belleza y no belleza en entornos digitales.
  • El papel de las redes sociales como espacios de construcción de discursos, mediante el análisis de metáforas y narrativas.

Por ejemplo, el Dr. Juan Granados y el Dr. Jesús Fernández han publicado investigaciones sobre la relación entre arte, cultura e inteligencia artificial; mientras que el Dr. Enrique Rodríguez Bárcenas ha trabajado en filosofía de la estética, y la Dra. Barba ha desarrollado estudios sobre metáforas y comunicación en plataformas digitales.


Este Cuerpo Académico considera que su principal aporte es la confluencia de miradas: “Lo más valioso que podemos ofrecer es la posibilidad de analizar fenómenos culturales contemporáneos desde perspectivas complementarias, lo que nos permite entender su complejidad”, afirma la Dra. Barba.


Este enfoque les ha permitido abordar problemáticas como:

  • Cómo las nuevas tecnologías están cambiando la forma en que se produce, consume y disfruta la cultura.
  • Qué retos metodológicos implica el análisis de fenómenos culturales que surgen en entornos híbridos, donde lo físico y lo digital se entrelazan.
  • De qué manera las concepciones estéticas se reconfiguran en un mundo interconectado.


Además de su trabajo académico formal, el C.A. Artes busca acercar sus investigaciones a un público amplio. Sus integrantes publican artículos, libros y materiales que están disponibles en medios impresos y digitales, y participan en actividades de divulgación en la Facultad de Artes, donde también presentan trípticos informativos de los distintos cuerpos académicos.


Quienes deseen conocer más sobre sus líneas de trabajo pueden consultar sus publicaciones en línea o contactar directamente a sus integrantes vía correo electrónico, con el objetivo de generar sinergias académicas y explorar proyectos conjuntos.

Servicio social con propósito

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Publicado: 11 Agosto 2025
Visitas: 71

La brigada “Expedición Científica 4x4”, a cargo del Mtro. Iván González García de la Facultad de Ingeniería, tuvo como objetivo acercar conceptos básicos de matemáticas, física, biología y química a niñas y niños de 6 a 12 años de dos comunidades de Querétaro, mediante actividades lúdicas y participativas. Integraron esta brigada Karla Ximena Tamayo Ramírez, Luis Ángel Bautista Solís y Jessica Lynn Fernández Rosales, estudiantes de séptimo semestre de la Licenciatura en Ingeniería Química en Alimentos de la Facultad de Química, así como Behira Nesija García y Francisco Emmanuel Cuéllar Carrillo, de Ingeniería Mecánica Automotriz. A diferencia de muchos de sus compañeros, que realizan su servicio social en laboratorios o como apoyo docente, ellos optaron por una experiencia diferente: llevar la ciencia a la comunidad rural de San Cristóbal, en el municipio de San Joaquín.

Desde un principio, buscaban un servicio que, sin ser tan absorbente en tiempo, les permitiera interactuar, aprender y aportar de forma significativa. Encontraron en la Dirección de Vinculación una opción que les llamó la atención: trabajo comunitario. Aunque en un inicio parecía no estar dirigido a su área, insistieron y lograron integrarse como equipo. Querían vivir algo distinto, juntos.

Durante ocho días, de lunes a jueves, impartieron un taller de ciencias para niñas y niños de entre seis y doce años en la comunidad de San Cristóbal, en San Joaquín. Enseñaban matemáticas, física y química de forma lúdica: construyeron lámparas de lava, pintaron flores con pigmentos naturales y compartieron experimentos sencillos para acercar a los pequeños al fascinante mundo de la ciencia.

Más allá de transmitir conocimiento, su objetivo fue despertar el interés por el aprendizaje. "Queríamos que vieran que hay mucho más allá de la primaria, que conocieran lo que se puede hacer con las ciencias", explicó Ángel.

Y es que, como comentó Jessica, cuando alguien preguntó a los niños quiénes querían ir a la universidad, muy pocos levantaron la mano.

En San Cristóbal, los seis grados de primaria comparten un solo espacio escolar. Esta dinámica ha generado rezagos en lectoescritura y matemáticas, lo que limita las posibilidades de los niños de ingresar a secundaria. “Había niños que no sabían leer, y eso es un impedimento para continuar sus estudios”, compartió Ángel.

Pese a este contexto, la comunidad los recibió con hospitalidad y calidez. Al principio hubo cierta desconfianza, pero conforme pasaron los días, las familias comenzaron a abrirse, a invitarlos a sus casas, a compartir con ellos sus alimentos e incluso a integrarlos en eventos como cumpleaños, comuniones y celebraciones locales.

“Desde el primer día nos ofrecieron sus casas para bañarnos”, recuerda Ximena. “El cariño que te das cuenta que puedes ganarte, y que tú también desarrollas, es algo que te llevas contigo”.

Al llegar, el espacio en el que vivirían estaba abandonado. Tuvieron que limpiarlo, organizarse sin luz ni agua en algunas ocasiones, y adaptarse a una forma de vida con menor acceso a servicios, pero más conexión con lo esencial. "Te das cuenta de lo afortunado que eres", dice Ximena. "Empiezas a valorar cosas tan básicas como el baño o la comida".

En ese proceso, también enfrentaron otro tipo de diferencias: la forma en la que se percibe el tiempo. En la comunidad, la vida es tranquila, sin la urgencia con la que se vive en la ciudad. “Nosotros queríamos iniciar puntuales, pero ellos te decían: ‘¿qué más van a hacer?, tranquilos’”, comparte Ángel entre risas.

Al final del taller, los niños comenzaron a mostrarles cuánto los apreciaban: dibujos, palabras, abrazos. Ángel aún recuerda el cartelito que le regalaron: “Eres mi mejor amigo”. La despedida fue, para los tres, un momento profundamente emotivo.

Esta experiencia, cuentan, transformó su forma de ver el mundo. En lo personal, les permitió conocerse más a sí mismos. En lo académico, fortaleció su capacidad de organización y trabajo en equipo. “Hicimos muy buen equipo entre nosotros —dice Ximena—, nos cuidamos mucho”.

Consideran que este tipo de proyectos sí fortalece la formación integral del estudiantado, pero también creen que podrían perfeccionarse. Ángel sugiere que, antes de implementarlos, se visite la comunidad para conocer sus necesidades específicas. Por ejemplo, enfocarse más en lectura o enviar estudiantes de Veterinaria, dado que muchas personas crían animales sin acompañamiento profesional.

Cuando se les pregunta si recomendarían esta experiencia a otros estudiantes, no dudan: “Sí, porque te saca de tu zona de confort, además de que aprendes, te conectas con otras personas, haces recuerdos que te llevas para toda la vida”. “Es una experiencia que te permite conocerte más a ti, porque estás lejos de lo cotidiano. Y ahí te das cuenta de que eres capaz de hacer cosas que nunca habías intentado”, concluye Jessica.

Vocación y compromiso universitario

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Publicado: 05 Agosto 2025
Visitas: 37

En la universidad, el conocimiento circula, se transforma y se comparte. Pero detrás de cada clase, proyecto, acompañamiento o palabra de aliento, está la figura de quienes eligen dedicar su vida a enseñar. Ser docente no es únicamente impartir conocimientos o cumplir un programa académico: es comprometerse con el crecimiento de otras personas, es formar conciencia e inspirar. En este contexto, la Universidad Autónoma de Querétaro reconoce cada año a quienes encabezan esta vocación con entrega y constancia mediante la entrega del Premio Xahni, una distinción que honra la labor docente y celebra su papel esencial en la formación universitaria.

El nombre de este galardón proviene del vocablo otomí “Xahni”, que significa “sabio” o “el que conoce”. No podría ser más acertado: el saber no solo se acumula, se transmite con generosidad. Las y los docentes distinguidos con el Xahni 2025 no solo cuentan con una buena trayectoria académica, también son personas que dejan huella dentro y fuera del aula. Este año, fueron reconocidos 14 profesores y profesoras, uno por cada unidad académica de la UAQ .

La docencia implica una responsabilidad ética profunda. Enseñar no es solo preparar una clase: es abrir espacios de escucha, de diálogo y de cuestionamiento. Es aprender a mirar con atención las necesidades de las y los estudiantes, acompañar sus procesos y estar presente en momentos clave de su formación.

Para recibir el reconocimiento Xahni, las y los docentes deben cumplir con criterios rigurosos: haber impartido clases durante todo el ciclo escolar, mantener una evaluación promedio mínima de nueve, pertenecer al profesorado de tiempo completo y demostrar constancia en su compromiso académico, entre otros requisitos. Sin embargo, detrás de estas métricas hay algo que no se puede cuantificar del todo: la pasión con la que se transmite el conocimiento, la sensibilidad para acompañar procesos complejos y la integridad para ser ejemplo.

Este año los galardonados fueron:

  • Escuela de Bachilleres – Dr. Francisco Javier Cisnel Cabrera

  • Facultad de Artes – Mtra. Claudia Adriana Fuerte León

  • Facultad de Ciencias Naturales – Mtra. Elba Orozco Estrada

  • Facultad de Ciencias Políticas y Sociales – Dra. Betsabee Fortanell Trejo

  • Facultad de Contaduría y Administración – Mtra. Luz María Marín Aboytes

  • Facultad de Derecho – Dra. Rocío González Velázquez

  • Facultad de Enfermería – Mtra. Cinthya Vargas de la Rosa

  • Facultad de Filosofía – Mtra. Elizabeth Regina Díaz Díaz

  • Facultad de Informática – Dra. Violena Hubenova Nencheva

  • Facultad de Ingeniería – Mtra. Inés Guadalupe Germán Aguilar

  • Facultad de Lenguas y Letras – Mtra. María del Carmen Tatay Fernández

  • Facultad de Medicina – Dr. Miguel Francisco Javier Lloret Rivas

  • Facultad de Psicología y Educación – Dr. José Domingo Schievenini Stefanoni

  • Facultad de Química – Dr. Ángel Ramón Flores Sosa

El Xahni celebra la excelencia académica, pero también la dimensión humana de la docencia. En un tiempo donde la educación enfrenta múltiples desafíos —desde los cambios tecnológicos hasta las crisis sociales y emocionales—, la figura docente se vuelve aún más crucial. Quienes enseñan hoy no solo comparten contenidos, sino que actúan como guías, facilitadores y acompañantes. Su trabajo incide directamente en cómo se forma el pensamiento crítico, la ética profesional y la formación del estudiantado.

Reconocer a las y los docentes es reconocer también los valores que sostienen a nuestra universidad: la entrega, la responsabilidad social y la búsqueda del conocimiento como bien común.

La humanidad en el arte de enseñar

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Publicado: 05 Agosto 2025
Visitas: 26

La enseñanza no siempre comienza en un aula ni con un pizarrón. Para la Mtra. Elizabeth Regina Díaz Díaz, el camino hacia la docencia se fue trazando entre experiencias de vida, pasión por la cocina y una profunda sensibilidad social. Este 2025, su trayectoria fue reconocida por la Facultad de Filosofía de la UAQ con el Premio Xahni, un galardón que distingue el compromiso, la dedicación y la vocación de quienes inspiran dentro de la comunidad universitaria.

Licenciada en Administración, la Mtra. Elizabeth comenzó dando clases en universidades privadas, enfocada en materias administrativas. Sin embargo, su interés por la gastronomía la llevó a especializarse también en cocina y pastelería, áreas que años después definirían su camino profesional y docente.

Una de las experiencias más significativas en su formación ocurrió en Barcelona, donde impartió clases de panadería y repostería en un colegio para jóvenes mujeres. Posteriormente, trabajó en una fundación enfocada en la reinserción social de mujeres privadas de la libertad. Ahí, el aula se transformó en un espacio de segundas oportunidades. “Ellas venían desde la prisión para formarse en cocina, servicio y pastelería. Era un trabajo muy humano, con mucha carga emocional”, recuerda. La cocina se convertía no solo en una herramienta laboral, sino también en una forma de reconstrucción personal.

De vuelta en Querétaro, la Mtra. Elizabeth continuó su labor docente en instituciones como la Universidad Mondragón y, eventualmente, en la Universidad Autónoma de Querétaro, donde actualmente es profesora en la Licenciatura en Gastronomía. Su enseñanza ha sido impulsada siempre por la vocación: “Desde niña me gustaba enseñar. Jugaba a dar clases con mis muñecos. Y cuando comencé a trabajar con jóvenes, supe que había encontrado mi camino”.

Para ella, lo más inspirador de ser docente son sus propios estudiantes: sus preguntas, su entusiasmo, sus desafíos. “Incluso cuando se resisten o se frustran, eso también me impulsa a buscar formas distintas de enseñar y de conectar”. Reconoce que las nuevas generaciones presentan retos como la baja capacidad de atención o el impacto de las redes sociales, pero también oportunidades.

Además de su formación en administración y gastronomía, la Mtra. Elizabeth ha buscado constantemente herramientas para mejorar su práctica docente. Una de las decisiones clave en este camino fue cursar una Maestría en Tecnología Educativa, con la intención de integrar nuevas dinámicas al aula y hacer que la tecnología sea una aliada del aprendizaje. Lejos de limitarse a seguir recetas al pie de la letra, su propuesta educativa busca que las y los estudiantes se involucren activamente, comprendan los procesos y desarrollen iniciativa propia, especialmente en un contexto donde la inmediatez y la cultura digital pueden generar expectativas poco realistas sobre la cocina.

Para ella, enseñar no es solo transmitir conocimientos técnicos, sino también formar personas resilientes y constantes. En sus clases, busca que el alumnado aprenda a equivocarse, a volver a intentar y a valorar el proceso tanto como el resultado. Esa dimensión humana de la enseñanza, donde hay espacio para la duda, el error y el crecimiento, es lo que más valora de su labor. Incluso las situaciones difíciles, como las vividas durante su tiempo como docente en la fundación en Barcelona, le han dejado lecciones sobre el poder de la calma, la empatía y la escucha activa en el aula. Cada experiencia ha reforzado su convicción de que enseñar también implica aprender todos los días, con humildad y con apertura al otro.

A lo largo de su carrera ha aprendido que enseñar implica también reconocer lo que no se sabe, y estar siempre abierta a aprender de los demás, especialmente del estudiantado. “Creo que los docentes no lo sabemos todo y que también podemos enriquecernos con lo que los jóvenes nos aportan. Se trata de encontrar un punto medio entre generaciones, de aprender todos de todos”.

La resiliencia, la constancia y la iniciativa son los valores que busca sembrar en sus estudiantes, sobre todo en un ámbito tan exigente como la gastronomía. “Si no te sale, hay que volverlo a intentar. Y si no quedó como esperabas, hay que tener iniciativa para mejorar”.

Recibir el Premio Xahni fue una sorpresa tan grande como emotiva. “Pregunté varias veces si no había un error, hasta que me dijeron: disfrútalo. Y eso hice. Me sentí muy orgullosa”. Más allá del reconocimiento, lo que más atesora son los momentos en los que ve florecer a sus estudiantes: cuando superan un reto, cuando vuelven años después convertidos en profesionistas o cuando recuerdan con cariño lo que aprendieron en su clase.

Tres décadas entre mapas, historias y humanidad

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Publicado: 05 Agosto 2025
Visitas: 22

A veces, los caminos más profundos se trazan sin saberlo. Así ocurrió con la vida académica de la Mtra. María del Carmen Tatay Fernández, quien llegó desde Madrid, España, con un interés por las culturas mesoamericanas que había estudiado únicamente en los libros. Tres décadas después, su huella está impresa en la memoria de generaciones de estudiantes de la Facultad de Lenguas y Letras de la Universidad Autónoma de Querétaro, donde ha construido una carrera sólida, apasionada y humana.

Este 2025, la Mtra. Tatay fue reconocida con el Premio Xahni, galardón que otorga la UAQ para destacar la trayectoria y compromiso del personal docente. Para ella, este reconocimiento ha llegado en un momento muy especial: “Cumplo 30 años de ser docente. Ya estoy en prejubilación, y este premio, en este momento de mi vida, ha sido muy significativo. Me lo dan ahora y es como un eslabón final, una cereza en el pastel”, comenta.

Formada en la Universidad Complutense de Madrid como licenciada en Geografía e Historia, con especialización en Antropología Americana, la Mtra. Carmen nunca imaginó que su interés por los mayas y los aztecas la llevaría a vivir en México. Su tránsito académico la llevó a realizar estudios de posgrado en Antropología Cultural en la Universidad de California, en el campus de Santa Bárbara, donde también tuvo su primer acercamiento a la docencia como asistente de profesor. Fue ahí donde comenzó a dar clases y a consolidar el amor por enseñar.

En el marco de un programa de intercambio de verano —el Querétaro Research Project— conoció por primera vez México. “Venía a investigar temas de antropología en pueblos, en conjunto con compañeros de la Facultad de Filosofía”, relata. Entre estancias para su tesis y colaboraciones académicas, el vínculo con el país se fue profundizando, hasta que en 1995, finalmente, decidió quedarse. Ese mismo año inició su carrera docente en la entonces Facultad de Sociología (hoy Facultad de Ciencias Políticas y Sociales) y en la Facultad de Lenguas y Letras, cuando ambas aún se encontraban en el Centro Universitario. Desde entonces, su vocación ha permanecido intacta: “Lo de dar clases es mi pasión. Todo lo que sé, poderlo transmitir y compartir, me encanta”.

Lo que distingue a la Mtra. Tatay en el aula es su capacidad para convertir la historia en un relato vivo y contextualizado. “Creo que tengo una mezcla interesante entre historiadora y antropóloga. Eso me permite que las clases no sean solo historia, que muchas veces les resulta árida. Intento que sea historia para algo, no solo para memorizar datos”.

Durante su trayectoria ha impartido materias como Historia Universal, Historia de Inglaterra, Historia de Estados Unidos e incluso Historia de México, lo cual no deja de tener una ironía: “La gachupa dando historia de México”, dice entre risas. Y es precisamente esa combinación de humor, compromiso y perspectiva crítica lo que la ha convertido en una figura entrañable para sus estudiantes.

Para ella, la clave está en ampliar la mirada: “Disfruto mucho llevar a mis alumnos de un contexto solo mexicano a que vean México en un contexto más amplio. Cuando logras que entiendan la gran riqueza del país, pero en comparación con el resto del mundo, es muy enriquecedor”.

La evolución tecnológica en la educación ha sido otro de los grandes retos que ha enfrentado a lo largo de su carrera. “Yo empecé con pizarrón y gis. Era muy difícil explicar historia universal sin mapas o recursos visuales”. Recuerda con humor cómo su primer PowerPoint lo preparó su esposo: “Me dijo: ¿Qué quieres decir? No lo muevas. Y ahora pienso que mi vida pasa por PowerPoint”.

Adaptarse a las nuevas herramientas y a las necesidades cambiantes del estudiantado no ha sido fácil, pero Carmen lo ha asumido como parte de su compromiso docente. “Hay mucha gente que no se da cuenta que la UAQ no es ahora lo que fue. Ha sido un camino largo, pero maravilloso”.

Además de los aprendizajes académicos, se esfuerza por transmitir valores fundamentales a su alumnado. Desde su formación antropológica, defiende el relativismo cultural y la importancia de conocer otras formas de ver el mundo. “Conocer el mundo te hace mejor persona. Ser docente implica saber muchas cosas, pero sobre todo implica comprender que detrás del lenguaje hay culturas, hay personas”.

A quienes comienzan su camino en la enseñanza, les deja un mensaje: “Tienen retos muy difíciles por delante, pero cuanto más lo hagan con cariño, con pasión, con entrega, más van a recibir. Enseñar es un virus: si logras que te guste, es a por todo. No les des poquito, da mucho más. Y se te retribuye”.

A lo largo de los años, el trabajo de la Mtra. Tatay ha sembrado una comunidad. Muchas y muchos de sus exalumnos hoy forman parte de la planta docente de la propia facultad. “La mitad del profesorado de inglés han sido mis alumnos. Para mí es un orgullo. Quiere decir que contribuí en algo a formar esos profesionales”, dice con emoción.

  1. Enseñar con verdad, constancia y honor
  2. Diseño de las viviendas en México: un factor esencial para el bienestar social
  3. Innovación, marketing y cultura digital
  4. Conectar con los estudiantes

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