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El Fondo de Proyectos Especiales de Rectoría (FOPER) es un programa emblemático creado por la Rectoría de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), con el propósito fundamental de fomentar la cultura científica, tecnológica y social entre su alumnado. Desde su establecimiento en 2012, el FOPER ha sido un pilar clave para promover soluciones innovadoras que aborden los desafíos tanto dentro de la comunidad universitaria como en la sociedad en general.
Orígenes y Misión
Nacido de la necesidad de respaldar las ideas y proyectos de los estudiantes de la UAQ, el FOPER se ha convertido en un motor de cambio y desarrollo. Actualmente bajo la coordinación del Lic. Diego Olmos García y el Lic. Andrés Martínez Sánchez, pertenecientes a la Dirección de Atención a la Comunidad Universitaria, el programa busca impulsar iniciativas que no solo enriquezcan el ámbito académico, sino que también generen un impacto significativo en el entorno social.
Proceso de Participación
La participación en el FOPER se lleva a cabo a través de una convocatoria anual, donde los estudiantes tienen la oportunidad de presentar sus propuestas mediante una plataforma electrónica dedicada. Para facilitar el desarrollo de los proyectos seleccionados, se asigna un(a) docente como asesor(a) para guiar y apoyar a los equipos durante todo el proceso.
Etapas de un Proyecto Aprobado
Un proyecto aprobado por el FOPER avanza a través de tres etapas fundamentales:
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Selección: Una vez seleccionado, se establece un convenio y se proporcionan capacitaciones sobre el manejo de recursos y las políticas institucionales pertinentes. Cada unidad académica cuenta con un enlace designado para brindar orientación durante la ejecución del proyecto.
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Evaluación Intermedia: Durante esta fase, se revisa el progreso del proyecto para garantizar que se estén cumpliendo las metas y objetivos establecidos inicialmente.
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Muestra Final: Es la etapa de cierre del proyecto, donde se presentan los resultados obtenidos en una exhibición final que destaca los logros y el impacto generado.
Impacto y Crecimiento
Desde su inicio, el FOPER ha respaldado un total de 931 proyectos, con una inversión acumulada de $42,150,224 MXN. Este crecimiento constante en el número de proyectos aprobados refleja el compromiso de la UAQ con la innovación y el desarrollo social. Además, demuestra el valor de este programa como plataforma para empoderar a los estudiantes y convertir sus ideas en acciones concretas que beneficien a la comunidad.
Contacto e Información Adicional
Para obtener más información sobre el Fondo de Proyectos Especiales de Rectoría y cómo participar, puedes visitar la página web oficial aquí, enviar un correo electrónico a
El FOPER es un testimonio vivo del compromiso de la UAQ con la excelencia académica, la innovación y el servicio a la comunidad, asegurando que el talento y la creatividad de sus estudiantes se conviertan en motores de cambio positivo en la sociedad.

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Para muchos estudiantes universitarios, el equilibrio entre sus estudios y sus pasiones deportivas puede resultar desafiante. Sin embargo, las becas deportivas representan una oportunidad invaluable para aquellos que desean perseguir tanto sus metas académicas como sus sueños en el ámbito deportivo.
En nuestra Universidad, las becas deportivas no sÓlo brindan apoyo financiero, sino que también allanan el camino para que los estudiantes mantengan una vida equilibrada entre sus actividades académicas y deportivas. Es común que los estudiantes se enfrenten a limitaciones para participar en eventos deportivos debido a las demandas de sus estudios, pero las becas deportivas ayudan a aliviar esta carga y permiten que los estudiantes sigan desarrollándose tanto en el campo de juego como en el aula.
El proceso para obtener una beca deportiva implica un compromiso real tanto por parte del estudiante como de la institución. Mantener resultados sobresalientes tanto en el ámbito deportivo como académico requiere un esfuerzo continuo y dedicación. Además de las becas deportivas generales, existen becas específicas para aquellos atletas universitarios que han destacado en competencias deportivas, lo cual es un reconocimiento al esfuerzo y dedicación de estos estudiantes.
Para solicitar y mantener una beca deportiva, los estudiantes deben cumplir con una serie de requisitos que varían según la institución. Estos pueden incluir mantener un promedio académico, formar parte de una selección deportiva universitaria, asistir a entrenamientos y eventos deportivos, entre otros. Si bien el proceso puede ser desafiante, el apoyo de la familia y el compromiso del estudiante son fundamentales para superar cualquier obstáculo que pueda surgir.
En última instancia, las becas deportivas son una herramienta invaluable que permite a muchos jóvenes acceder a la educación superior y perseguir sus sueños deportivos y académicos. Son un testimonio del compromiso de la insti

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Conoce más sobre un proceso fundamental en la actualidad para nuestra Universidad: la internacionalización. La Dra. Adriana Medellín Gómez, Directora de Internacionalización y Enlace Global en la UAQ, nos comparte una reflexión entorno a este proceso.
La internacionalización de la educación superior es el proceso intencional, objetivo, sistemático y registrado de incorporar habilidades y competencias globales dentro de nuestro sistema educativo.
Siempre ha habido acciones de internacionalización en cualquier Institución de Educación Superior; es decir, siempre hemos tenido profesores invitados, investigadores que trabajan en proyectos con otros investigadores y estudiantes que vienen de otros entornos sociogeográficos. Sin embargo, desde los años 90 se empezó a sistematizar esta situación para formalizarla, dándole un enfoque muy fuerte a la movilidad presencial.
La movilidad presencial es la oportunidad que tienen nuestros estudiantes de realizar una estancia académica en cualquier otra institución local, nacional o internacional de manera presencial y que el aprendizaje obtenido sea válido dentro de su programa académico.
La desventaja de este enfoque es que la movilidad es costosa, tanto para el estudiante como para la institución, por lo tanto no es la herramienta más democrática de la internacionalización. Actualmente, en América Latina el porcentaje de estudiantes que pueden realizar una movilidad académica presencial es de 1.34 por ciento, respecto a las instituciones públicas en México es de 0.4 por ciento; es decir que el porcentaje de nuestro estudiantado que tiene la oportunidad de realizar ese tipo de movilidad es muy bajo.
En este sentido, hoy en día buscamos que nuestros objetivos de educación empaten con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la UNESCO, a través de mecanismos más inclusivos, solidarios y tolerantes para poder dar mayor oportunidad a todos.
Además, a partir de la pandemia y del surgimiento de las nuevas tecnologías, la educación se ha transformado, respondiendo a las necesidades de los nuevos tiempos. Por lo anterior, tenemos que enfocarnos en hacer que nuestros estudiantes sean ciudadanos globales.
A raíz del proceso de certificación que tuvimos por parte de los Comités Interinstitucionales para la Evaluación de la Educación Superior (CIEES) nos hicieron varias recomendaciones en relación con varios procesos, uno de ellos enfocado en la internacionalización. Nuestro primer reto fue poder reconocer que teníamos que cambiar nuestra dinámica y generar los pasos necesarios para ese cambio.
Otro reto al que nos hemos enfrentado ha sido generar y difundir la conciencia hacia la nueva internacionalización y abrir la perspectiva para darnos cuenta de que existen más opciones, además de la movilidad presencial.
Lo que tenemos que hacer es, a partir del trabajo colegiado en cada una de nuestras unidades académicas y dependencias, generar una política de internacionalización institucional para la UAQ, en la cual se apunte a las acciones necesarias para alcanzar una internacionalización comprensiva de todo el sistema y que toque a cada uno de nuestros estudiantes, docentes y administrativos.
Es importante reconocer la importancia del compromiso de la Universidad y de su deber ante la sociedad y nuestros estudiantes, docentes y administrativos para poder brindarles las herramientas de una ciudadanía global.

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La universidad pública es un crisol de diversidad donde convergen diferentes realidades, experiencias y sueños. En este vibrante entorno, la inclusión de personas con discapacidad emerge como un pilar fundamental para una educación verdaderamente equitativa y justa. En la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), esta misión de inclusión se ha vuelto una realidad palpable gracias al arduo trabajo de la Coordinación de Atención a Estudiantes con Discapacidad (ATEDI).
Hace aproximadamente seis años, la UAQ dio un paso crucial al formalizar un espacio dedicado a apoyar a los estudiantes con discapacidad y asegurar su plena integración en el entorno universitario. Lo que comenzó como una iniciativa pionera, liderada por la Lic. Adriana Guillen Velázquez, evolucionó rápidamente hacia la creación de la ATEDI, una plataforma dedicada a superar las barreras de acceso y promover un modelo educativo inclusivo para todos.
El compromiso de ATEDI va más allá del simple acceso; se extiende a garantizar la permanencia, el egreso y la titulación de los estudiantes con discapacidad. Para lograrlo, el equipo de ATEDI ha desarrollado políticas y prácticas inclusivas que abordan todas las facetas del proceso educativo, desde el ingreso hasta la vida postuniversitaria.
Ubicada estratégicamente junto a la Biblioteca Central, ATEDI cuenta con una sala multifuncional que ofrece apoyo y recursos adaptados para estudiantes con diversas discapacidades. Lo que una vez fue conocido como Tifloteca, un espacio para estudiantes con discapacidad visual, ha evolucionado para abarcar las necesidades de todos los estudiantes con discapacidad. Además, recientemente se inauguró un área deportiva con deportes adaptados, promoviendo la inclusión a través del ejercicio físico y la recreación.
Sin embargo, el trabajo de ATEDI va más allá de proporcionar recursos físicos. El equipo ofrece cursos, talleres y apoyo individualizado tanto a estudiantes como a personal docente, promoviendo una cultura inclusiva en toda la comunidad universitaria. Como destaca la coordinadora de ATEDI, Adriana Guillen Velázquez, su labor se extiende a ser puente de comunicación, gestores de proyectos y guías en temas de accesibilidad y ajustes razonables.
Los números respaldan la importancia de esta labor. El 0.5% de la población estudiantil total tiene discapacidad, estas cifras subrayan la necesidad de continuar fortaleciendo los esfuerzos de inclusión en la universidad.
No obstante, la inclusión va más allá de la mera presencia; requiere un compromiso colectivo de toda la comunidad universitaria. Como subraya la coordinadora de ATEDI, el trabajo de inclusión es un esfuerzo comunitario que requiere la participación activa de estudiantes, docentes y personal administrativo. Solo a través de esta colaboración podemos construir un entorno donde todos tengan igualdad de oportunidades para crecer, aprender y prosperar, independientemente de sus condiciones.
ATEDI representa un faro de esperanza en el camino hacia una educación verdaderamente equitativa. Su trabajo incansable y su compromiso con la inc

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En el complejo entramado de la salud, los cuidados paliativos emergen como un faro de esperanza y alivio para aquellos que enfrentan enfermedades potencialmente mortales. ¿Qué son realmente estos cuidados paliativos? ¿Cómo transforman la experiencia de los pacientes y sus seres queridos en momentos de dificultad extrema?
Los cuidados paliativos trascienden la mera gestión de síntomas físicos. Son un enfoque holístico que aborda tanto las necesidades médicas como las emocionales, sociales y espirituales de quienes enfrentan enfermedades graves. Desde el dolor físico hasta el duelo emocional, los programas de asistencia paliativa están diseñados para brindar apoyo integral, utilizando el trabajo en equipo como su piedra angular.
En este viaje hacia el bienestar, la premisa fundamental es permitir que los pacientes vivan con la mayor plenitud posible hasta el final de sus días. Los cuidados paliativos, por lo tanto, se erigen como un sistema de apoyo dinámico que no solo trata los síntomas, sino que también aborda los aspectos prácticos y emocionales del proceso de enfermedad y duelo.
La necesidad de cuidados paliativos está arraigada en el derecho humano a la salud. Reconocidos como un componente esencial de la atención médica, estos cuidados deben ofrecerse a través de servicios integrados y centrados en la persona, que respeten y valoren las preferencias individuales de cada paciente.
¿Qué enfermedades requieren cuidados paliativos? La respuesta es amplia y diversa. Desde enfermedades cardiovasculares hasta cáncer, pasando por enfermedades respiratorias crónicas y el VIH/SIDA, una variedad de condiciones médicas pueden beneficiarse enormemente de la atención paliativa. Sin embargo, esta lista no se limita a las enfermedades comunes; condiciones menos frecuentes, como la esclerosis múltiple, la enfermedad de Parkinson y la demencia, también pueden requerir este tipo de asistencia.
Uno de los desafíos más apremiantes enfrentados por quienes necesitan cuidados paliativos es el dolor. El dolor, tanto físico como emocional, es una experiencia común y a menudo debilitante para los pacientes en etapas avanzadas de enfermedades graves. Para abordar este aspecto crucial, los analgésicos opiáceos se convierten en una herramienta esencial en el arsenal de tratamiento, proporcionando alivio donde otras opciones pueden ser insuficientes.
En conclusión, los cuidados paliativos representan un faro de esperanza en el panorama médico actual. Son mucho más que la gestión de síntomas; son una filosofía de atención que abraza la totalidad del ser humano, aliviando el sufrimiento y permitiendo una vida plena hasta el último suspiro. En un mundo donde la enfermedad puede oscurecer el horizonte, los cuidados paliativos brillan como una luz de compasión y dignidad en el camino del paciente y sus seres queridos.