El 16 de octubre de cada año, el mundo se une para conmemorar el Día Mundial de la Alimentación, una fecha que destaca la importancia de garantizar que todas las personas tengan acceso a una alimentación adecuada y nutritiva. Este día, proclamado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en 1979, no solo es una oportunidad para reflexionar sobre los desafíos del hambre, sino también para generar conciencia y acción en torno a los problemas relacionados con la seguridad alimentaria, la nutrición y la sostenibilidad.

A pesar de los avances tecnológicos y los esfuerzos internacionales, el hambre sigue siendo uno de los problemas más graves y extendidos en el mundo. Según la FAO, más de 820 millones de personas padecen hambre crónica, y aproximadamente 2.37 mil millones no tienen acceso regular a alimentos suficientes. Esta realidad se ha agravado por factores como el cambio climático, los conflictos bélicos, las crisis económicas, y más recientemente, la pandemia por COVID-19.

El Día Mundial de la Alimentación nos recuerda que el derecho a la alimentación es uno de los derechos humanos básicos y fundamentales. Sin embargo, alcanzar el "hambre cero", uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, requiere un esfuerzo concertado de gobiernos, organizaciones, empresas y la sociedad civil.

“Alimentos seguros para un futuro sostenible”

Cada año, el Día Mundial de la Alimentación se celebra con un lema que enfoca los desafíos actuales. Para 2024, el lema es “Alimentos seguros para un futuro sostenible”, poniendo énfasis en la importancia de garantizar que la producción, distribución y consumo de alimentos no solo sea suficiente, sino que sea seguro y sostenible para las generaciones presentes y futuras.

La seguridad alimentaria está intrínsecamente relacionada con la sostenibilidad ambiental. Para poder alimentar a una población mundial en crecimiento, es necesario transformar los sistemas alimentarios actuales, que en muchos casos contribuyen a la degradación del medio ambiente, el agotamiento de los recursos naturales y la pérdida de biodiversidad.

El sistema alimentario global es uno de los mayores responsables de la crisis climática. La agricultura industrial, la ganadería intensiva y la pesca excesiva están destruyendo ecosistemas vitales y contribuyendo significativamente a las emisiones de gases de efecto invernadero. Por ello, cada vez más se promueve la adopción de prácticas agrícolas sostenibles, como la agroecología, la permacultura y la agricultura regenerativa, que buscan producir alimentos de manera eficiente y respetuosa con el medio ambiente.

La alimentación saludable es crucial para el bienestar de las personas. No se trata solo de consumir suficientes calorías, sino de garantizar que la dieta diaria esté compuesta por alimentos variados y nutritivos que promuevan una vida saludable. La malnutrición, que incluye tanto el hambre como el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados, afecta a millones de personas y contribuye al aumento de enfermedades crónicas como la diabetes, la obesidad y enfermedades cardíacas.

El acceso a alimentos saludables y frescos es esencial, y promover la educación sobre una buena nutrición debe ser una prioridad en las políticas públicas y los programas sociales. El Día Mundial de la Alimentación es también una oportunidad para reflexionar sobre cómo nuestras decisiones alimentarias impactan en nuestra salud y en el planeta.

Las universidades juegan un papel fundamental en la promoción de una cultura de sostenibilidad alimentaria. A través de la investigación, la educación y las iniciativas comunitarias, las instituciones académicas tienen el poder de transformar la forma en que producimos, consumimos y pensamos acerca de los alimentos. En el marco de celebraciones como el Día Mundial de la Alimentación, las universidades pueden ser el epicentro de cambios significativos, implementando políticas que promuevan prácticas agrícolas sostenibles, la reducción del desperdicio de alimentos y la educación en nutrición.

Por ejemplo, iniciativas como huertos universitarios, campañas de concienciación sobre el desperdicio de alimentos, y la colaboración con productores locales para fomentar el consumo de productos frescos y de temporada, pueden ser herramientas clave para construir sistemas alimentarios más resilientes y justos.

¿Qué podemos hacer?

El Día Mundial de la Alimentación no solo es una fecha para tomar conciencia, sino para actuar. Hay muchas maneras en las que todos podemos contribuir a crear un futuro con acceso a alimentos para todos:

  1. Reducir el desperdicio de alimentos: Se estima que un tercio de los alimentos producidos a nivel mundial se desperdicia. Evitar el desperdicio en nuestras cocinas y fomentar la reutilización de ingredientes es un paso importante.

  2. Apoyar a los productores locales: Comprar productos de agricultores locales no solo fortalece la economía local, sino que reduce la huella de carbono asociada al transporte de alimentos y fomenta prácticas agrícolas más sostenibles.

  3. Elegir una dieta más saludable y sostenible: Incorporar más frutas, verduras, granos enteros y alimentos de origen vegetal en nuestras dietas no solo beneficia nuestra salud, sino que ayuda a reducir el impacto ambiental.

  4. Participar en iniciativas comunitarias: Involúcrate en programas de distribución de alimentos, voluntariados en bancos de alimentos o en la creación de huertos urbanos.

El 16 de octubre, Día Mundial de la Alimentación, nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre el estado actual de la seguridad alimentaria y de tomar acciones concretas para garantizar que todos puedan tener acceso a una alimentación adecuada. Este año, el llamado es a construir un futuro donde los alimentos sean seguros y sostenibles, tanto para las personas como para el planeta.

Cada uno de nosotros tiene el poder de contribuir a este c