En una entrega anterior, la M.C. Adriana Martínez Díaz, de la Facultad de Enfermería, nos brindó valiosa información sobre los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) y sus riesgos. En esta ocasión, nos comparte la segunda parte del artículo, donde profundiza en el tema y aborda aspectos clave para su prevención y tratamiento.

Los trastornos de la conducta alimentaria se consideran de origen multifactorial. Los principales factores de riesgo son: 

De tipo individual 

  • Predisposición genética: El riesgo de un trastorno alimentario se incrementa al tener antecedentes familiares combinado con factores ambientales, como los entornos familiares y sociales.  

  • Rasgos psicológicos: Algunos rasgos de la personalidad como la autoexigencia elevada, perfeccionismo obsesivo, la necesidad de control y la rigidez cognitiva están muy relacionados con la aparición de Anorexia. La Bulimia está más relacionada con la ansiedad y la impulsividad.  

  • Baja autoestima: Tener una valoración negativa e insatisfactoria de uno mismo aumenta la probabilidad de padecer alguno de estos trastornos. 

  • Etapa de vida:  Se puede diagnosticar en personas de todas las edades, pero en la mayoría de los casos la enfermedad se desarrolla durante la adolescencia. Debido a que, durante esta etapa, la personalidad, la autoestima y el rol social de una persona está en desarrollo y es más vulnerable ante un entorno social en el cual la presión de una imagen corporal es excesivamente elevada.  

Familiar  

  • Ambiente familiar desestructurado o sobreprotector: Las familias en las que no hay una estructura estable y segura o en las que la comunicación y dinámica familiar es excesivamente rígida, controladora y exigente tienen mayor riesgo a desarrollar un TCA en alguno de sus miembros, sobre todo en los niños y adolescentes. 

  • Experiencias vitales estresantes: Cambios traumáticos en la estructura familiar como, por ejemplo, la muerte de un miembro de la familia puede aumentar la probabilidad de padecerlos.  

Social  

  • Modelo de belleza imperante: Los estándares de belleza actuales se centran en un modelo estético delgado, que afectan en el desarrollo de estos trastornos.  

  • Presión social respecto a la imagen: El valor social de la imagen también ha ganado relevancia. En esta parte toman gran importancia los medios de comunicación y las redes sociales (perfiles de Instagram, Tiktok, Facebook, etc) en la difusión de estándares de belleza que los niños y adolescentes ven como modelo a seguir y los ponen en riesgo de TCA. 

  • Determinados deportes o profesiones:  Algunas actividades deportivas, como la danza, gimnasia o atletismo pueden favorecer la aparición de TCA debido a la imagen corporal idealizada del atleta de alto rendimiento.  

  • También los deportes en los que se compite por categoría de peso existe gran riesgo debido a las prácticas tan drásticas para la pérdida de peso. 

  • Las personas que ejercen profesiones relacionadas con el mundo de la moda, espectáculo y/o televisión/cine, tienen riesgo ya que la profesión a menudo ejerce presión en cuanto a tener una determinada imagen.  

  • Las críticas y burlas: Las personas, sobre todo niños y adolescentes, que han recibido críticas y burlas relacionadas con su apariencia física y que debido a ello se han sentido inseguras con su imagen pueden presentar mayor tendencia a desarrollarlos. 

  • El sistema de tallas actual: Es un sistema no unificado que tiene como resultado un patrón heterogéneo que resulta confuso para la población, hasta el punto de que la persona no es capaz de conocer cuál es su talla. 

La manera de poder disminuir los riesgos y de tratar los trastornos ya existentes es educando a nuestra población, sociedad, personal de salud y familias en eliminar y evitar los tratamientos “peso-centristas”, la idealización de la delgadez, la cultura de las dietas, los estándares de belleza, la gordofobia, el estigma en torno al peso, entre otras acciones. 

Por otro lado, promover el respeto corporal propio y ajeno, la autocompasión, una nutrición intuitiva y gentil, el autocuidado respetuoso, las diversidades corporales son acciones que ayudarán a tener una mejor relación con los alimentos y nuestra imagen corporal.