La lucha por la inclusión y la equidad de género sigue siendo una batalla en muchos lugares del mundo. En esta lucha se encuentran mujeres como Gillian Sánchez Araujo, una joven de 24 años que desafía las expectativas y rompe barreras a pesar de su discapacidad visual. Recién egresada de la Licenciatura en Derecho en la Universidad Autónoma de Querétaro, Gillian nos invita a explorar su historia, sus desafíos y sus perspectivas sobre el liderazgo femenino y la inclusión de personas con discapacidad en la sociedad.
Desde una temprana edad, Gillian ha enfrentado el mundo con determinación; diagnosticada con retinosis pigmentaria a los seis años de edad, ha aprendido a navegar por la vida con una perspectiva única, adaptándose a sus necesidades y desafiando las limitaciones impuestas por su condición. Con el apoyo de herramientas como el bastón y dispositivos tecnológicos, ha encontrado formas innovadoras de moverse y relacionarse en un mundo predominantemente visual.
Sin embargo, sus desafíos no se limitan a la discapacidad visual. Como mujer, ha enfrentado los estigmas y las expectativas impuestas por una sociedad, que a menudo subestima el potencial de las mujeres en roles de liderazgo. A pesar de ello, Gillian ha perseverado, encontrando su voz en espacios de visibilización y concientización sobre los derechos de las personas con discapacidad.
¿Cómo has enfrentado los desafíos que se te han presentado?
Los desafíos que he enfrentado han sido, como persona con discapacidad, en todos los entornos. La parte académica, sobre todo la educación básica, ha sido complicada, aunque la universidad fue una etapa más flexible para mí, con mayor apertura, tanto mía como de los demás. Siento que actualmente hay mayor empatía y concientización.
Hace cinco o seis años había más exclusión y mi educación básica fue complicada en ese sentido, se tuvieron que hacer muchas adaptaciones; pero, en ocasiones, la voz no ayuda sin el respaldo de una autoridad, por lo que hice las adaptaciones necesarias para adquirir el aprendizaje y aun así no fue completo, siento que llegué a nivel preparatoria con muchas deficiencias que he ido cubriendo con el paso del tiempo.
Por otro lado, en el ámbito social, en ocasiones las personas no son conscientes y suelen discriminar, además de los roles de género.
Por último, quiero añadir que, con determinación, optimismo, constancia, disciplina y el apoyo y compañía de diferentes personas, he logrado superar los desafíos que se me han presentado a lo largo de mi vida.
¿Cuáles son tus principales logros?
He desarrollado habilidades sociales que me permiten interactuar en diversos espacios, tanto públicos y privados, lo que considero una ventaja porque, es una forma de intercambiar ideas, conocimientos y experiencias que pueden ser referentes para visibilizar y concientizar sobre determinados temas.
También he logrado desarrollar mayor empatía, pues al vivir la discapacidad y convivir con personas que la tienen, me vuelve una persona más consciente y flexible con mi entorno.
¿Qué estrategias has utilizado para empoderarte a ti misma y a otras mujeres?
Participar en pláticas y en reuniones referentes a los derechos humanos, la inclusión y la visibilización para generar mayor concientización; así como incluirme en proyectos académicos y sociales, me gusta participar, ser activa, generar, apoyar en proyectos y hacer adaptaciones en la medida de mis posibilidades y, si éstas le son funcionales a las demás mujeres o personas que siguen de mí, lo comparto.
¿Cómo crees que la sociedad puede mejorar su apoyo a las mujeres con discapacidad?
Integrándolas todavía más y generar una verdadera inclusión, abrirse y ser empáticos, porque la mayor parte del tiempo eligen a personas que no tienen discapacidad u hombres. A veces no confían en las capacidades de una persona con discapacidad visual o por ser mujer; siento que son dos desventajas que no deberían de ser, sin embargo, existen y la interrogante es ¿por qué? En mi caso, carezco del sentido de la vista, pero realmente las personas con discapacidad podemos hacer todo con las adecuaciones necesarias.
¿Qué consejo le darías a otras mujeres con discapacidad?
Primero que sean seguras de sí mismas, que se incluyan, que ante cualquier adversidad no se den por vencidas porque retos hay muchos; sin embargo, si nosotros nos sentimos con la capacidad de hacerlo, podemos lograrlo. Puede ser que de muchas puertas que se toquen, pocas o ninguna se abran, pero ese no es motivo para decaer, simplemente es cuestión de adaptarnos al entorno y el entorno de cierta manera también debería ser adaptado.
¿Qué cambios crees que deben realizarse en las políticas públicas para garantizar mayor inclusión y participación de las mujeres con discapacidad en roles de liderazgo?
Yo creo que muchos, empezando por incluirnos en proyectos, dando la oportunidad de crearlos y aplicarlos. Además de realizar pláticas de concientización lideradas por mujeres con discapacidad, porque no puedes hablar de una condición cuando no la vives o cuando no tienes a un familiar que lo vive. Puedes ser una persona muy preparada, con muchos estudios relacionados, pero a veces falta la empatía, vivirlo y estar cerca de las personas para comprenderlo y no quedarte solamente con la teoría, siento que falta mucha práctica y eso es lo que le falta a muchas políticas públicas.
¿Crees que la diversidad en el liderazgo, incluyendo a mujeres con discapacidad, beneficia a las comunidades?
Sí, porque al haber diversidad en proyectos, instituciones, personas o lugares, podría llegar a más personas y haber más equidad. Además, habría más oportunidades, pues habría diversidad de pensamiento, y se tomarían medidas o adecuaciones para todos, no solamente para unos cuantos.
En última instancia, Gillian nos recuerda que el liderazgo no conoce límites ni barreras. Con determinación, pasión y una firme creencia en su propio potencial, está allanando el camino para futuras generaciones de mujeres con discapacidad que sueñan con alcanzar sus metas. En su historia encontramos inspiración, y un llamado a la acción para construir un mundo donde todas las mujeres, independientemente de su condición, puedan alcanzar su pleno potencial y liderar con orgullo y dignidad.