La perseverancia es clave para alcanzar cualquier meta que nos propongamos. En esta ocasión, te compartimos la experiencia de Miguel Ramón Chávez Toriz, un estudiante de 22 años de Ingeniería Física en el Campus Aeropuerto, en el International Air and Space Program (IASP) 2022, organizado por la empresa AEXA, en el Museo de la NASA en Houston. Este programa le brindó la oportunidad única de colaborar en un proyecto con aplicaciones para la Luna y vivir de cerca la ciencia y tecnología aeroespacial en un entorno como el de la NASA.
AEXA es una empresa binacional multidisciplinaria enfocada en nuevas tecnologías, que se dedica a ofrecer una experiencia del mundo real, acercando a los estudiantes al mundo de STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) a través de la ingeniería espacial, la aeronáutica y la ciencia.
Desde el proceso de selección hasta la ardua tarea de recaudar fondos, Miguel enfrentó numerosos desafíos, pero su determinación lo llevó a vivir una experiencia única en el International Air and Space Program. A pesar de los obstáculos en el desarrollo de su proyecto y las exigencias del programa, su capacidad para mantenerse enfocado y comprometido demuestra que con esfuerzo y dedicación, es posible superar cualquier barrera y convertir los sueños en realidad.
Miguel participó en el IASP de 2022, un programa que reúne a jóvenes talentos de todo el mundo para trabajar en proyectos aplicables a la exploración lunar. Durante una intensa semana, los participantes residieron prácticamente en el museo de la NASA, donde realizaron recorridos, trabajaron en sus proyectos y tuvieron la oportunidad de interactuar con científicos y astronautas retirados. "Fue una semana llena de experiencias," comenta Miguel.
El proyecto de su equipo consistía en desarrollar una llave o grifo que pudiera operar bajo las condiciones específicas de la Luna. Sin embargo, debido a dificultades internas en el equipo, no lograron desarrollarlo completamente. A pesar de los retos, la experiencia les permitió aprender valiosas lecciones sobre trabajo en equipo y desarrollo de tecnología en un entorno exigente.
Miguel se enteró del programa a través de una compañera que había sido seleccionada previamente y decidió seguir sus pasos. El proceso de selección y recaudación de fondos fue arduo, ya que necesitaba recaudar 4,000 USD, incluyendo el costo del programa y los vuelos. "Fue todo un reto, pero valió la pena," asegura.
Durante su estancia, los participantes fueron sometidos a diversas pruebas, incluyendo la experiencia de gravedad cero en una piscina de 10 metros de profundidad y simuladores que replicaban la presión que sienten los astronautas al despegar. Estas actividades no solo los acercaron al trabajo real de los astronautas, sino que también les ofrecieron una visión de primera mano sobre la historia de la NASA y la evolución de la tecnología espacial.
Miguel también tuvo la oportunidad de escuchar a figuras icónicas como el Dr. Donald A. Thomas, un astronauta de los años 90, quien compartió su trayectoria y las dificultades que enfrentó para convertirse en astronauta. Esta charla fue especialmente inspiradora para Miguel, quien ahora visualiza su futuro en la ciencia, ya sea a través de una maestría o doctorado en astronomía o explorando la parte aeroespacial por hobby.
A los jóvenes que sueñan con participar en programas como el IASP, Miguel les aconseja: "Apliquen a todo. Si es algo que vale la pena, probablemente costará mucho trabajo, pero el esfuerzo se verá recompensado. Además de mejorar tu currículum, encuentras personas con los mismos intereses y aptitudes, que podrían convertirse en tus mejores amigos."